Por Daniela Catrileo
Prólogo de Fütra Waria o Capital del Reyno. Imágenes, escrituras e historias mapuche en la gran ciudad 1927-1992
Hay un verso que se agita entre las hojas siguientes y que puede trazar la huella común de nuestra memoria en los asentamientos santiaguinos. El poema dice: “Déjame correr con mi raíz a toda tierra”, señalando un movimiento que se urde desde la intimidad hacia la reconstrucción de un lenguaje colectivo. Aquellas palabras escritas por Pablo Curivil Castillo, cobijadas en la curatoría de la presente investigación, nos hacen retornar al territorio ausente que cargamos. Un no lugar que se intensifica en el exilio como un mapa interior heredado y que sin embargo mantiene su raíz. De cierta manera, su tono podría emparentarse con lo que señala Edmond Jabès en su Libro de la hospitalidad: “A aquello que se te escapa, perteneces de hecho”. Pues hay un eje que permite no perdernos del todo, la palabra, que nos ha ofrecido albergue en plena intemperie. Una palabra que se comparte para re-descubrir-nos, tal como hacen en este caso Enrique Antileo Baeza y Claudio Alvarado Lincopi en Fütra Waria o Capital del Reyno.
Esa forma de encontrarnos es lo que se despliega justamente en estas páginas. El encuentro como posibilidad de engranaje. Como motor que nos impulsa a reconocer lo que hoy somos a partir de las esquirlas del pasado: una constelación de experiencias en un archivo contrahegemónico de imágenes, documentos y diálogos que han sobrevivido a pulso y voluntad, en la fisura de la historia como ejercicio de justicia ante el silencio.
A pesar de la mudez impuesta por el dispositivo colonial, este cúmulo de narrativas manifiesta la insurgencia, el arrojo de estampar la vida y dar testimonio de la estancia en la ajena Capital del Reyno. Un espacio donde la desgarradura forjó un lenguaje otro para los allegados. Aquel instante en que el recuerdo es capaz de traducir su herida fue lo que permitió resistir la desaparición, y deviene aquí fotografía, voz, escritura, organización. De este modo sobrevive y concierta desde cada subjetividad una fuerza hacia el vínculo, hacia la relación.
Fütra Waria forja ese intento como un reflejo de lo vivido por quienes desde Wallmapu migraron hacia la metrópolis. Su trabajo nos sumerge en las entrañas de una ruta que fue serpenteando en los vaivenes del despojo y entre esos recorridos halló también liberación. Relatos amalgamados, fundidos unos con otros en soportes tan heterogéneos como los ecos que resuenan en cada pliegue de cuerpos, nos entregan un universo de herramientas para imaginar/pensar un porvenir desde la herencia histórica de nuestro pueblo. Ello mediante la necesidad de conocer y comprender los pasos presentes, pero también saldando deudas, reconstruyendo la poética mapuche-migrante de nuestras familias.
Por estas páginas se estructuran conjuntos de imágenes descubiertas en cajitas, baúles, cajones, maletas. Son lugares desde donde emerge la escritura: periódicos, poemas o cartas en cuyos trayectos hacia el sur se arrastraban las penas y las alegrías de la ciudad. Al leerlos, somos testigos de una comunidad mapuche diversa que se atrevió a recrear sus rituales para doblegar la amnesia y volver político lo personal. Este acto de zurcir los diversos materiales hallados es una insistencia. Es un afán de articular la multiplicidad en lo inagotable del nütram de la diáspora. Es extender el diálogo como lectura infinita para seguir tejiendo lo polisémico de la memoria. Y es tramar también un universo sensible en la dimensión estética y política de la representación, como afección contra la violencia inscrita en los procesos coloniales tanto españoles como republicanos.
Por ello, la urgencia de visibilizar lo propio para luego volverlo común significa aquí pensar más allá de los conformismos de la tradición occidental. Eso propone este oficio archivístico, que se plantea como práctica descolonizadora. Gracias a ella reconocemos las maniobras de quienes se permitieron ser mapuche en Santiago, enfrentando todo tipo de hostilidades. Vemos a aquello/as que fueron capaces de subyugar la narrativa hegemónica en un espacio que debió reformularse a partir de su arribo. A pesar del empobrecimiento, la esclavización y el destino subalterno, a contrapelo de los mandatos racistas, se da el vuelco que transforma la mirada y quebranta aquellos discursos dominantes en la búsqueda de hermandad. Todo ese esfuerzo se reconoce hoy en la transmisión de una cultura que, en la ajenidad de sus tierras, ha ido trenzando sus propias redes. Y que lo ha hecho resistiendo a los dispositivos imperiales por medio de la creación, yendo hacia las historias y manteniendo su dignidad en la inscripción de nuestros propios relatos. Esa es la raíz de donde surgen riesgos como los de Fütra Waria.
Este libro, por tanto, nos interpela, exigiendo nuestro lugar y el de nuestro/as pu lamngen ante los acontecimientos. Elaborando un montaje capaz de interpretar y relacionar los diversos materiales hallados, nos muestra sobre todo la escucha y el diálogo –nütram– como principio ético de la reconstrucción. Pues navegar por las fotografías que se incluyen en la urdimbre de este archivo es a la vez retornar a nuestros propios álbumes familiares. Tal labor acciona y permite abrir preguntas, volviendo accesibles estos encuentros. Nos hace reflexionar sobre la ausencia que acarreamos colectivamente con la esperanza del retorno. Devela en su gesto político la potencia de un pueblo para derrotar el olvido.
Daniela Catrileo
Escritora
Autora de Río herido y El territorio del viaje
Santiago, marzo de 2018
*Fotografía perteneciente al Archivo Fotográfico de la Familia Huentecura Llancaleo, 1978