Ka kiñechi kontu rakizuamayiñ
Irrumpir otra vez
Prólogo a ¡Allkütunge, wingka! ¡ka kiñechi! (2019)
Por Simona Mayo y Enrique Antileo
Entulen taiñ awkiñ | Sacar la voz
El año 2006 salió a la luz el libro ¡…Escucha, winka…! Cuatro ensayos sobre historia nacional mapuche y un epílogo sobre el futuro, publicado por LOM Ediciones. Sin duda, su emergencia fue un gesto importantísimo para el abordaje de la historia de nuestro pueblo desde autorías mapuche. Hoy, a trece años de esta primera publicación, Ediciones Comunidad de Historia Mapuche presenta una reedición de este texto fundamental, nutrido de revisiones, nuevas voces y temáticas que se abren sobre la investigación histórica de nuestros pueblos.
La irrupción en el campo editorial de ¡…Escucha, Winka…! tiene varios significados políticos y epistémicos. El 2006 fue la primera vez que autorías mapuche (Pablo Mariman, José Millalen, Sergio Caniuqueo y Rodrigo Levil) avanzaban entre las fisuras del campo editorial y académico para hacer circular sus trabajos en el mundo del libro a escalas mayores, a través de una editorial de renombre en Chile. Hasta esa fecha, las publicaciones mapuche en el área de la investigación histórica se habían difundido en ediciones más bien marginales y subalternas. Existían esfuerzos elaborados autónomamente, pero su divulgación carecía de espacios públicos de mayor incidencia.
Entre esas primeras pulsiones por escribir sobre nuestras propias historias y configuraciones culturales encontramos los trabajos de Manuel Manquilef (1911, 1914, 1915). Incluso antes, en los albores del siglo XX, entre 1901 y 1905, podemos situar la escritura e investigación de Nawelpi. En palabras de Margarita Canío y Gabriel Pozo, los manuscritos de Nawelpi “son el más antiguo material que se conserva de una persona mapuche investigando y escribiendo en su propia lengua” (34). Contamos también con otras investigaciones poco conocidas como las de José Inalaf Navarro (1945), quien intentó identificar los grandes hitos del pueblo, enfatizando en aspectos económicos y sociales. Ya en la década de los setenta, retomaría la senda Vicente Mariqueo con la preparación de su presentación en el marco del II Congreso de Barbados (1979). En los años ochenta, en Nicaragua, se publica Inche Tati de Fernando Montupil (1982). Estas trayectorias conformaban antecedentes importantes de escrituras en el campo de la historia.
Por otro lado, la poesía y las autorías literarias mapuche habían arribado al campo editorial antes que los trabajos historiográficos, transitando un camino allanado por escrituras anteriores de menor divulgación, pero no menos relevantes, como las de Sebastián Queupul Quintremil o como la poderosa poesía de mujeres mapuche. El andar subterráneo de la actividad poética de mujeres avanzaba en las escrituras de Sonia Caicheo, María Teresa Panchillo o Graciela Huinao en Ngulu Mapu y, en el Puel Mapu, con Liliana Ancalao.[1]
Leonel Lienlaf y Elicura Chihuailaf comenzaron a figurar en distintas editoriales chilenas cuando lo mapuche estaba lejos de ser lo que es hoy en este campo y de convertirse en un vendaval escritural. Su señera irrupción fue un aliciente incuestionable para la llegada de la investigación histórica. Este paso, mirado desde el presente, provocó grietas en las políticas editoriales chilenas y significó un logro importantísimo para la creación mapuche y para el movimiento en que florecieron.
Ahora bien, la publicación de ¡…Escucha, Winka…! contenía además una poderosa interpelación epistémica que recogía una pregunta de viejo cuño: ¿hablamos nosotros, los indios, los subalternos, u otros hablan en nuestro nombre? “Todos los pueblos colonizados tienen conciencia de que su verdadera historia ha sido proscrita por el colonizador”, afirmó Guillermo Bonfil Batalla en 1980. Y continúa: “Saben que la suya es una historia oculta, clandestina, negada. Saben también que, pese a todo, esa historia existe y su prueba evidente es la presencia misma de cada pueblo” (234). En ese sentido, los autores que trabajaron en la primera edición de ¡…Escucha, Winka…!, en los albores del siglo XXI, avanzaron significativamente en la descolonización del saber en el acto de escribir por nuestra cuenta, sin intermediación, sin representaciones. Y, por tanto, se sumaron a los intentos subalternos previos por subvertir el tutelaje, por alzar la voz, esta vez en el quehacer historiográfico, rebatiendo a aquellos intelectuales que han negado nuestra capacidad de hablar en nuestro nombre.
Es probable que con la publicación de 2006 se erigiera un camino más ancho para la investigación histórica desarrollada por nosotros, los mapuche. Desde aquella fecha hasta el presente, nuestro pueblo no ha cesado de preguntarse por su pasado, por sus memorias vivas, ni de proyectar su futuro, y por lo mismo han sido creadas y esparcidas en el territorio nuevas escrituras que robustecen la labor político-investigativa de las autorías mapuche. Se trata de una labor política porque se sumerge en el afán colectivo y la lucha de un pueblo por la descolonización y la autodeterminación. Y se trata también de una labor investigativa, porque el objetivo ha sido dar densidad y cuerpo al saber histórico valiéndose de las herramientas metodológicas de la academia wingka y potenciando las formas de investigar y conocer propias de nuestro pueblo. Sin duda, en los últimos 20 años se ha visibilizado una energía en el universo de las letras mapuche que intenta revertir varias centurias de representación foránea.
De formas muy particulares, hemos ido profundizando la interpelación a las bibliotecas coloniales y a los laboratorios históricos y etnográficos, pero no desde la crítica sin sustancia, sino desde el trabajo historiográfico, desplegando nuestras capacidades y abriendo cada vez más temáticas, muchas de ellas incluso inéditas. Como planteaba Bonfil (1980), nuestras historias aún están por ser historias. Y son historias en potencia porque se están zafando de la visión del colonizador y porque aún son historias inconclusas: historias en proceso hacia el mañana (229). En este sentido, la labor de estas escrituras mapuche se ha empapado de un ejercicio político vital: desplegarse y avanzar por las rutas donde antes éramos invisibles. Y si bien este recorrido ha concitado niveles de especialización importantes en términos académicos y universitarios, lo medular ha sido y sigue siendo la potencia política de hacer historia desde nuestras historias.
En ningún caso este desafío constante ha emanado exclusivamente de un grupo específico dedicado a la investigación historiográfica, así como tampoco es potestad o parcela de dueño alguno, ni es una invención contemporánea. De hecho, existen en el mundo mapuche varios recursos lingüísticos para conceptualizar el acto de hablar del pasado y exponerlo en reuniones y otros encuentros. Wewpin, wewpitun, wewpife forman un campo léxico que refiere al saber histórico y al arte de la oratoria. Asimismo, las historias también pueden ser contadas a través de los ülkantun (cantos) o de los nütram (conversaciones o relatos). Convengamos que la escena escritural es una de las tantas dimensiones donde se producen actualmente las “batallas por la historia”. Sin duda, su ejercicio es depositario del conocimiento histórico que nos ha legado el mapuzungun y sus formas de arte verbal. El lugar de esta acción escrita es importante, porque ha atendido a cuestiones relacionadas con la circulación y divulgación, y porque avanza en las disputas por la representación.
Tüfachi küzaw | Sobre la presente edición y sus capítulos
La presente edición del libro de 2006 lleva por nombre ¡Allkütunge, wingka! ¡Ka kiñechi! Ensayos sobre historias mapuche. Contiene cinco ensayos sobre diversas temáticas relacionadas con el Pueblo Mapuche en Chile y Argentina. Esta reedición ha podido concretarse gracias al impulso de Pablo Mariman, José Millalen y Rodrigo Levil, quienes han revisado sus textos, escritos hace más de una década, para mejorarlos y anotar nuevas apreciaciones y reflexiones sobre la contemporaneidad del Pueblo Mapuche, y quienes además han abierto sus quehaceres críticamente para sumar fuerzas con nuevas voces y temáticas.
Algunos textos de la primera versión de este material no se incluyen en este trabajo, debido a que las conversaciones no llegaron a buen puerto con la totalidad de los autores. Es así como se generó el escenario propicio para incorporar nuevas autorías y sinergias que robustecieran el título. En suma, ¡Allkütunge, wingka! ¡Ka kiñechi! recoge los textos originales de Pablo Mariman, José Millalen y Rodrigo Levil, y suma las escrituras de Margarita Calfío y Fabiana Nahuelquir.
El capítulo que inicia el recorrido del libro es el de José Millalen, titulado “Pu mapuche: kimün, arqueología ka etnohistoria petu ñi akunun kake tripa mollfüñche. Sociedad mapuche prehispánica: kimün, arqueología y etnohistoria”. Su texto es una historia mapuche de largo aliento, que acude a antecedentes de la cultura material y la etnohistoria.
Lo sucede el capítulo de Pablo Mariman, titulado “Pu mapuche petu ñi muntukapanuetew pu chileno ka arkentinu soltaw. Los mapuche antes de la conquista militar chileno-argentina”. Mariman expone cómo fue fraguada la ocupación militar del Wallmapu en el siglo XIX, dando inicio al proceso colonial que es el pilar clave de la opresión que vive hoy el Pueblo Mapuche en Chile y Argentina.
El tercer capítulo que aparece en este libro pertenece a Fabiana Nahuelquir, quien desde Puel Mapu explora los desplazamientos y formas laborales de las familias mapuche-tewelche en las estancias de Chubut luego de la instauración del colonialismo argentino. Su texto lleva por título: “Longkontukunien chumngechi iñ kechanentungen, chumgechi iñ trokituwün küzaw zungu mew ka chem ñi nien pu mapuche tewelche Chufut mapu mew. Memorias de desplazamientos. Relaciones laborales y pertenencia del pueblo mapuche–tewelche en Chubut”. Nahuelquir aporta en este capítulo una pieza siempre ausente cuando se habla de la historia reciente de nuestro pueblo: los relatos y memorias vivas de la llamada “conquista del desierto”.
Margarita Calfío es la autora del cuarto capítulo, que aborda las organizaciones de mujeres mapuche a comienzos del siglo XX en Ngulu Mapu. Su apartado se titula: “Yafüluwayiñ mapucheke pu zomo. Mogelechi newentun siglos XIX ka XX. Yafluayiñ, mujeres mapuche. Resistencia viva en los siglo XIX y XX” y hace un importante ejercicio de memoria sobre la agencia política de las mujeres mapuche en las dirigencias de organizaciones históricas de nuestro pueblo. Con esto, además, plantea una significativa crítica a la historiografía propia mapuche y a la ausencia de las voces de mujeres en esta labor.
Finalmente, el cierre del volumen corresponde a Rodrigo Levil, con un trabajo titulado “Pu mapuche, fantepu. Sociedad mapuche contemporánea”. El autor hace un análisis de los procesos sociales y políticos del actual movimiento mapuche en Chile, en contextos de neoliberalismo, así como del impacto del Estado en la sociedad mapuche. Levil incorpora además algunas observaciones en torno a los últimos datos sobre población indígena y las transformaciones del mismo movimiento mapuche en esta segunda década del siglo XXI.
Estos cinco capítulos, más una introducción y el epílogo, conforman el cuerpo completo del libro que apuesta por revisitar las reflexiones publicadas en el 2006. Esta edición se empapa de los contextos actuales y hace un intento por fracturar, poco a poco, la lógica Estado-nacional que nos encierra muchas veces en reflexiones que parten del supuesto de un territorio partido y, por lo mismo, que nos hace olvidar los significados y la extensión del Wallmapu.
En esta oportunidad son dos autoras —Margarita Calfío y Fabiana Nahuelquir— quienes se suman a la escritura colectiva de la publicación de ¡Allkütunge, wingka! ¡Ka kiñechi!. Así, su participación se fundamenta en la posibilidad de ejercer una práctica crítica sobre la producción escritural que resquebraje el posicionamiento androcéntrico del quehacer intelectual mapuche. En ese sentido, existe un cambio sustantivo entre la primera edición de este libro y la versión actual, que tiene relación con plantear un espacio escritural nuevo y en proceso de despatriarcalización y descolonización. Se busca entregar una visión historiográfica fresca y con el enfoque de historiadoras mapuche que llevan un largo camino recorrido y en pugna con las lógicas patriarcales del campo de la historia. De tal forma, esta reedición intenta subsanar ausencias que parecen naturalizadas, pero que, en el fondo, solo han perpetuado un patrón de poder patriarcal en nuestras formas de hacer y entender la política y el quehacer historiográfico.
El otro elemento que imprime una diferencia en esta edición de 2019 es la conexión con escrituras de Puel Mapu. El artículo de Fabiana Nahuelquir nos enlaza con historias de otras latitudes del Wallmapu, muchas veces obliteradas por lugares comunes de la historia mapuche, geocentrados en puntos muy específicos del mapa social, familiar y político de nuestro pueblo. El ejercicio de Nahuelquir nos lleva a iluminar con nuevos focos las zonas y las personas que yacen ensombrecidos por nuestros propios lugares de enunciación. Pero no solo eso, la labor de Fabiana se anuda con la necesidad urgente de repensar las experiencias mapuche más allá del canon Estado-nacional, para reformular modos de imaginar a nuestra colectividad histórica y su territorio de Pacífico a Atlántico. Este ejercicio de despojarnos de las fronteras Estado-nacionales y el pensarnos desde el Wallmapu extenso hoy se nos hace más necesario que nunca, especialmente por la coyuntura de represión y violencia transnacional, y el contexto de alzamiento del racismo que vivimos en ambos lados de la cordillera.
Ta iñ fillke mongen | Historias heterogéneas
Esta reedición parcial del libro publicado en 2006 es una manera de conducirnos a partir de aquel trabajo de investigación y práctica política que incidió, indudablemente, en la formación del Centro de Estudios e Investigaciones Comunidad de Historia Mapuche. Luego, esta publicación es construida en consonancia con nuestro camino ya avanzado en torno al trabajo autónomo, colectivo y de compromiso epistémico.
El 2012, tras dos o tres años de trabajo, publicamos el primer libro de nuestra incipiente editorial: Ta iñ fijke xipa rakizuameluwün. Historia, colonialismo y resistencia desde el país Mapuche. Este compilado de artículos se inició con algunos nütram (conversaciones) en Temuco y fue agrandándose con diferentes fuerzas que quisieron ser parte de la iniciativa. Aquella pulsión terminó formando un colectivo bastante heterogéneo de personas que deseaban incidir en el estudio y generación de conocimientos desde y para el Pueblo Mapuche y su lucha de liberación.
El título en mapuzungun de aquel libro grabó una característica particular a la Comunidad de Historia Mapuche: un lugar desde el cual podríamos articular nuestros diferentes quehaceres reflexivos. Ta iñ fijke xipa rakizuameluwün apuntaba a las diferentes maneras de pensarnos, es decir, a una energía heterogénea que nos caracterizaba y que nos mueve aún en el presente. Esa diversidad está presente tanto en los lugares de los que provenimos como también en los pensamientos que construimos. Y en la misma línea, en las redes de memorias y escrituras que buscamos relevar.
El libro que presentamos en este prólogo aporta un gesto y una inflexión en ese sendero. La bajada del texto de 2006 versaba así: Cuatro ensayos sobre Historia Nacional Mapuche y un epílogo sobre el futuro. La presente edición lleva como subtítulo Ensayos sobre historias mapuche. Este cambio no es para nada menor respecto al lugar desde donde se habla. La labor historiográfica manifestada en este libro de 2019 es una urdimbre de historias diferentes que anudan una fuerza que piensa tanto los procesos colectivos como también las especificidades de nuestro Wallmapu extenso. Se ha pluralizado el concepto ‘historia’ bajo la convicción de crecer y conocernos, sumando devenires y geografías, ampliando las voces que enuncian estas historias, extendiendo y entendiendo el mapa abigarrado de formas de ser y habitar de nuestra gente.
Simona Mayo González y Enrique Antileo baeza
Ediciones Comunidad de Historia Mapuche
Enero 2019
Referencias
Bonfil Batalla, Guillermo. “Historias que todavía no son Historias.” Historia, ¿Para qué? Carlos Pereyra et al. México: Siglo XXI Editores, 1980. 227-245.
Canío, Margarita y Gabriel Pozo. Historia y Conocimiento Oral Mapuche. Sobrevivientes de la “Campaña del Desierto” y “Ocupación de la Araucanía” (1899-1926). Santiago: Ibero-Americanisches Institut, 2013.
Comunidad de Historia Mapuche. Ta iñ fijke xipa rakizuameluwün. Historia, colonialismo y resistencia desde el país Mapuche. Temuco: Ediciones Comunidad de Historia Mapuche, 2012.
Inalaf Navarro, José. Rol económico, social y político del indígena en Chile. Santiago, Universidad de Chile, 1945.
Manquilef, Manuel. “Comentarios del Pueblo Araucano (La Faz Social).” Anales de la Universidad de Chile CXXVIII (1911): 3-60.
—–. “Comentarios del Pueblo Araucano, II: La Jimnasia Nacional (Juegos, Ejercicios y Bailes)”. Anales de la Universidad de Chile CXXXIV (1914): 1-219.
—–. ¡Las Tierras de Arauco! El Último Cacique. Temuco: Imprenta y Encuadernación Modernista, 1915
Mariqueo, Vicente. “El Pueblo Mapuche.” Indianidad y descolonización en América Latina. Documentos de la Segunda Reunión de Barbados. VV.AA. México: Nueva Imagen, Serie Interétnica, 1979. 137-100.
Montupil Inaipil, Fernando. Inche Tati: el pueblo mapuche: tradición indómita en Chile. Managua: CIERA, 1982.
Mora, Maribel y Moraga, Fernanda. Kümedungun/ Kümewirin. Antología poética de mujeres mapuche (siglos XX-XXI). Santiago: Editorial LOM, 2010.
[1] Ngulu Mapu corresponde al territorio mapuche ubicado en la vertiente occidental del Wallmapu (País Mapuche) y Puel Mapu, a su vertiente oriental.